domingo, febrero 19, 2006

En chones frente a mi ordenador

Pocas veces suelo tener tan ligera vestimenta y aún menos divulgo el hecho, pero hoy es de esas tardes en que el cielo todavía amarillento me dice que tengo el tiempo suficiente para tomar una ducha vespertina, leer algún libro y aún así tener tiempo para otras cosas como una buena película en cable o rentada.

Llevo ya dos semanas y media en mi nuevo trabajo, a veces pienso que el tiempo se me escapa como oportunidades de negocio a los mexicanos (comparados con los chinos, claro)y es que por increíble que parezca, ahora trabajo en una de esas empresas donde el sueldo es justo, las prestaciones también y sobretodo ¡RESPETAN EL TIEMPO DE TRABAJO Y DESCANSO DE LOS EMPLEADOS!. Definitivamente la cultura laboral europea es tan distinta que podría hacer renunciar a cualquiera que se sienta incómodo por ser tratado tan bien.

Y ahora con tanto tiempo libre, veo opciones de terapia ocupacional que superan a momentos mis expectativas: ruso, TUM, gimnasio, maestría nueva, otra carrera quizá...

No lo se, simplemente mi vida ha dado un vuelco tan grande y en tan corto tiempo que es difícil saber que hacer con tantos minutos nuevecitos para mi solo que antes no habría dudado en regalárselos a la institución para la que trabajaba.

La reflexión de hoy va dirigida en ese sentido precisamente: cuando una persona tiene poder o dinero sin vivir un gradual aumento en la adquisición de éstos generalmente se vuelve loca. Hoy puedo decir que tengo tanto tiempo libre que quizá deba tomarme unos cuantos de esos minutos para tomar las decisiones correctas sobre el uso que tendrán el resto de ellos que, sin duda, son muchos.